Un juez de Nueva York ha dictaminado que Citibank no tiene derecho al reembolso de aproximadamente 500 millones de dólares, de casi 900 millones que fueron transferidos por error a varios acreedores de la empresa Revlon, en una transferencia que en realidad debía ser de 7,8 millones de dólares.
El subcontratista indio que debía llevar a cabo la operación el día 11 de agosto de 2020, utilizando la interfaz del software bancario, erró al introducir una serie de campos en la interfaz de usuario y, tanto un colega suyo, como un alto directivo de Citibank, estuvieron de acuerdo en que la transacción era adecuada y dieron su visto bueno, ya que es evidente que una transferencia de esa magnitud no depende de la decisión una sola persona.
Al día siguiente, el subcontratista se percató del error, ya que había enviado casi 900 millones de dólares, en lugar de los 7.8 millones de dólares previstos. Citibank recuperó unos 400 millones de dólares, pero ciertos acreedores no estuvieron de acuerdo en devolver el dinero. Según las leyes del Estado de Nueva York, a las que se sometió este procedimiento judicial, cualquier transferencia errónea es normalmente reembolsable, con la salvedad de si se trata de una transferencia de un deudor a un acreedor. El magistrado de Nueva York asignado al caso, el juez de distrito Jesse M. Furman, ha fallado el día 16 de febrero de 2021 a favor de los acreedores y, por el momento, salvo que la sentencia se recurra, Citibank no tiene derecho al reembolso del dinero, aunque los acreedores deben bloquear dichos fondos para que, en caso de que la previsible apelación de la sentencia resultara favorable al banco, éste pudiera recuperar el dinero.
Se observa, en este caso, o en cualquier caso análogo, la importancia que tendría un informe pericial informático para que un juez pudiera determinar la responsabilidad de la empresa constructora del software, en lo que respecta a un posible diseño defectuoso de la interfaz del sistema informático, puesto que hasta tres empleados o contratistas del banco dan su visto bueno a una transacción claramente errónea. En este caso, un perito informático, experto en usabilidad del software, podría analizar la interfaz de usuario del sistema informático bancario y dictaminar si es confusa o no, de tal manera que se le pudieran exigir responsabilidades civiles a la empresa desarrolladora del software bancario.
La importancia del peritaje informático es cada vez más patente, puesto que la informática ha copado todos los ámbitos personales y profesionales, siendo la pericial informática una herramienta muy poderosa para poder determinar responsabilidades que, dependiendo del caso, serán civiles y/o penales.
Es evidente, por otra parte, que el perito informático, como se ha explicado en numerosas ocasiones en esta página web, deberá estar colegiado y, por tanto, poseer una titulación oficial de Ingeniería en Informática, Máster en Ingeniería Informática, Ingeniería Técnica en Informática o Grado en Ingeniería Informática. Existen una gran cantidad de individuos que, sin titulación oficial de Ingeniería Informática alguna, están emitiendo dictámenes periciales informáticos, contraviniendo de manera clara el artículo 340.1 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, siendo dichas periciales, en algunos casos, apartadas del procedimiento.